sábado, 11 de julio de 2015

Guldensporenslag. La Batalla de las espuelas doradas.

Hacía muchos meses que no retomaba esto así que hoy vamos a hacerlo con un poco de Historia de mi país de adopción.

Hoy, 11 de julio se celebra el Feestdag van de Vlaamse Gemeenschap, es decir, el Día de la Comunidad Flamenca y se conmemora hoy y no otro día por ser el aniversario del fin de una de las famosas revueltas que los flamencos, siempre levantiscos, protagonizaron a finales de la Edad Media y ya en época moderna. En este caso concreto finalizó con una batalla que, fiel a la tradición Europea, terminó con varios centenares de caballeros franceses muertos en el barro. Era el 11 de julio de 1302, esto es lo que pasó.

Las ciudades de Flandes habían pasado pocos años antes, concretamente en 1297, a ser vasallas de los reyes de Francia cosa que parece ser que no sentó muy bien por estos lares, no el hecho en si, pues en la Edad Media, todo el mundo era vasallo de alguien (el grito de "libertad" de William Wallace es un invento de Mel Gibson chicos, lo siento) pero lo que si sentó mal fue que Felipe IV  prohibió a los artesanos flamencos negociar directamente con los comerciantes de lana ingleses y castellanos, lo que suponía un golpe fatal a la pujante burquesía artesanal flamenca, sumado el hecho de que se tomase al conde de Flandes, Guy de Dampierre como rehén después de que este firmase una alianza con Eduardo I "el Zanquilargo" de Inglaterra. Felipe IV nombró a Jacques de Châtillon gobernador de Flandes y lo mandó a la cabeza de un ejército a "negociar" con los flamencos y devolverlos a la obediencia del rey colocando guarniciones francesas en las principales ciudades de Flandes. Parece ser que el ejército francés se dejó las reglas de la caballería en sus chateaus en Francia y cometieron todo tipo de tropelías con la población flamenca lo que terminó de crispar los ánimos de los flamencos y condujo a lo que se conoció como "los maitines de Brujas".



                                                            Monumento a Jan Breydel y Pieter Connick en Brujas.

El 18 de mayo de 1302 la milicia de Brujas, liderada por Jan Breydel y Pieter Connick decidieron ajustar las cuentas con los franceses. Durante la madrugada de ese día, se irrumpió en las casas donde se conocía que se alojaban franceses y a todo el que se encontró dentro se le hizo repetir una frase. Aquí hay cierta polémica sobre cuales fueron las palabras exactas, la versión más extendida es que las palabras fueron "schild en vriend", "escudo y amigo" en castellano o "des gilden vriend", "amigo de los gremios". A día de hoy no se ha llegado a acuerdo al respecto aunque la primera idea es la más aceptada. El porqué de estas palabras es, ni más ni menos, que se consideró que ningún francoparlante podría pronunciarlas correctamente (y os aseguro que tras haber oído a varios franceses tratar de hablar flamenco puedo asegurar que el sistema funciona). En resumen, todo aquel que no fue capaz de repetirlas con un aceptable acento flamenco fue pasado a cuchillo. Se calcula que unos dos mil franceses fueron degollados esa noche y solo el gobernador, Jacques de Châtillon y un puñado de caballeros lograron escapar.

Los flamencos no se sentaron a beber cerveza y celebrar la machada, pues sabían de sobra que habían cometido un acto de guerra y que el rey de Francia no lo dejaría pasar así como así, por lo que procedieron a movilizar a sus milicias. Willem van Gulick, nieto del conde de flandes reclutó a unos tres mil hombres en la propia ciudad de Brujas, Pieter Connick reclutó otros dos mil quinientos en sus suburbios y se dirigieron hacía Kortrijk (Courtrai) donde se reunieron con la milicia de Gante, otros dos mil quinientos hombres dirigidos por Jan Borluut y con otro millar de hombres comandados por Jan van Renesse. En total, unos nueve mil milicianos armados y organizados por los gremios.

La milicia flamenca de aquella época, pese a estar integrada únicamente por infantes estaba lejos de ser una panda de desharrapados, al contrario, parece ser que su équipo era de primera calidad. Todos los hombre portaban yelmos de hierro y muchos de ellos cotas de malla como armadura. Por armamento, además de picas, arcos y ballestas portaban el conocido como goedendag (buenos días) consistente en un pesado garrote de madera terminado en una afilada pica de hierro que, pese a su simplicidad, parece ser que era la mar de efectivo contra armaduras pesadas, como así descubrirían pronto los franceses.
Goedendag.

Frente a este ejército de infantes Felipe IV mandó al conde Roberto II de Artois a la cabeza de dos mil quinientos caballeros y hombres de armas, un millar de lanceros, un millar de ballesteros y entre tres mil y cuatro mil soldados de infantería. Si tenemos en cuenta que se consideraba que un caballero valía por diez infantes y lo variado del ejército francés, a priori contaban con la ventaja.

Volviendo a los hechos. El 26 de junio las tropas flamencas se reunieron en Kortijk y pusieron sitio al castillo donde se refugiaba la guarnición francesa, por dos veces trataron de asaltarlo pero ambas veces fueron rechazados y así se quedaron las cosas hasta que llegó el ejército francés. El 11 de julio, unas dos semanas después, ambas fuerzas se encontraron en campo abierto en las afueras de la ciudad. El terreno era, a priori, propicio para una devastadora carga de caballería si no fuera porque los flamencos habían usado esas dos semanas para hacer sus deberes. Las tierras de Flandes son extremadamente húmedas y pantanosas por lo que están surcadas por una muy tupida red de zanjas que drenan los campos y los hacen cultivables. La milicia flamenca dedicó esas dos semanas a cubrir las zanjas con hierbas y palos, así como a desviar parte del cercano río Lys con lo que el terreno del campo de batalla parecía un prado a primera vista, pero era un auténtico fangal, al otro lado del cual los flamencos afilaban sus goedendag.




La milicia flamenca se desplegó formando un amplio semicírculo con los flancos cubiertos por la ciudad y los muros del monasterio y dejando dos fuerzas en reserva, una de ellas encarada hacia el castillo para prevenir una posible salida de la guarnición francesa. Los franceses por su parte, lejos de complejidades tácticas, formaron frente a ellos y se prepararon para dar batalla.

Roberto de Artois, fiel a la tradición francesa, despreció a su propia infantería y, en lugar de mandarla por delante para que reconociera el terreno y agotase al monolítico y tacticamente poco flexible ejército flamenco, decidió meter a esos rebeldes en cintura con una épica y definitiva carga de caballería. Se alzaron los estandartes, piafaron los caballos, relucieron las armaduras al sol de julio y allá fueron los franceses, directos al barro. Pese que la carga alcanzó las lineas flamencas en varios puntos, estas aguantaron, pero en general la jornada fue un auténtico desastre para los franceses. Caballos y caballeros cayeron en las zanjas cuidadosamente ocultas y quedaron atrapados en el barro convirtiéndose en objetivos fáciles y casi indefensos para los vengativos flamencos que habían recibido órdenes de no hacer prisioneros. Este último es un punto un tanto controvertido pues, de acuerdo con las normas de la guerra en la Edad Media, al caballero que se rendía se le daba cuartel y se pedía rescate. Por un lado se ha alegado que, al no ser el resultado de la batalla cierto hasta el final, era mejor no dejar enemigos sanos a la espalda. Otro punto es que, dado que los flamencos no eran caballeros y por tanto no podían esperar piedad, decidieron no otorgarla. El caso es que más de la mitad de los caballeros franceses fueron muertos sobre el campo de batalla, incluidos Jacques de Châtillon, el malogrado gobernador de Flandes, y Roberto de Artois, el general francés, de este se dice que suplicó por su vida pero al parecer, los soldados flamencos, que no hablaban francés, no le entendieron.

          Roberto de Artois en el momento de ser desmontado, nótese el goedendag que empuña el infante flamenco.                Ilustración cortesía de los amigos de Osprey Publishing.

Entre las bajas francesas se contaron el condestable de Francia, Raoul de Clermont; el mariscal de Francia, Guy de Clermont; Simon de Meloun, señor de La Loupe y Marcheville; Jean de Poitou, señor de Aumale; Pierre de la Flotte, consejero principal de Felipe IV y otros señores.

Tras el combate, las milicas flamencas tomaron las espuelas de oro, símbolo de la caballería, de los caídos y las colgaron de sus estandartes, lo que dió nombre a la batalla para la posteridad.

A nivel histórico, Flandes siguió cambiando de señores a lo largo de los siguientes quinientos años hasta que se constituyera como nación con la vecina Valonia en 1830, pero la Batalla de las Espuelas Doradas permanece entre los flamencos como motivo de orgullo y es a día de hoy su principal fiesta nacional. En el resto de Europa el resultado tampoco pasó desapercibido y señaló el lento declinar de la caballería en pro de un infantería disciplinada y bien armada. Doce años después los escoceses en Bannockburn confirmaron que la fórmula funcionaba y se fue puliendo a lo largo del siglo. Poco a poco los caballeros comprendieron que su tiempo había terminado y en algunos ejércitos como el inglés, comenzaron a combatir a pie con óptimos resultados. Los franceses, por su parte, no aprendieron nada y doscientos veintitrés años después aún lanzaron la última carga de la caballería medieval que terminó con un rey de Francia hecho prisionero por un humilde soldado guipuzcoano, pero esa, es otra historia.

domingo, 19 de octubre de 2014

Frikis, frikis everywhere...

Tenía esto más que abandonado, así que voy a ver si lo retomo aprovechando que hemos estado Mieke y yo pasando un día más que entretenido, aquí os dejo algunas reflexiones tras volver del FACTS (salón del cómic de Gante).

_Si no saco a mi novia de allí, el mes que viene nos tenemos que comer la comida del perro. ¡Es peor que yo! O_O

_¡¡¡55€ por una foto con Carrie Fisher!!! ¡¿Hola!? Ni aunque aun tuvieras las carnes lozanas de El Retorno del Jedi y el bikini de esclava de Jabba el Hutt (y aún así había cola).

_Carice Van Houten (Melissandre, para los amigos) come un poco hija mía, come un poco, que da MUCHA grima verte. ¿Tan mal paga Stannis que ni p'a comer te llega?.

_Frikis de Dr. Who, varias cosas:
  - Una chaleco y una pajarita no es un cosplay, es ser un hipster de mierda.
  - El primero (no de la categoría anterior, de los "serios") que te cruzas es gracioso, el que hace 758, pues ya cansa.
  - Presentarse a un concurso de cosplays con una gabardina es de tener la moral muy alta, máxime habiendo marines espaciales, pivones vestidas de Harley Quinn y un largo etcétera, y aunque no los hubiera, no tenéis nada que hacer frente a un niño vestido de jawa bailando con un R2-D2 a escala 1:1 por radio-control y con la música de la cantina de Mos Eisley de fondo... nada que hacer, lo siento.

_Quiero ser rico.

_A los padres del pequeño jawa antes citado, la adorable princesita Leia de la entrada, la media docena de ewoks que me he cruzado y el pequeño pero curradísimo Bobba Fett... LO ESTÁIS HACIENDO BIEN.

_A los que fuisteis ayer a megumi fiestas y os comprasteis una careta de Spiderman o del Capitán América os daba una ducha con Zyklon B.

_Club de juego de wargames en Gante, están empezando con Flames of War, casi no hay "alemanes" y encima son super amables, con un español incluído... :D :D :D

_Los frikis con conflictos personales con la ducha y el desodorante no viven solo en España, son legión y están por todas parte, como Hydra, pero menos glamour.

_Como en casi todas partes, hay algunos que los miras y piensas, este/a sin el cosplay da más miedo... SEGURO.

_Quiero ser Rico (si, otra vez)

_Hay gente que hace clubs de hacer maquetas 1:1 de unidades R2, yo lo he visto. Estáis enfermos, pero os envidio mucho.

_Ver un puesto de venta de hidromiel casera y pensar "¿esta mierda estará buena?" y ver al vendedor/fabricante, un alemanazo de metro noventa, rubio y barba que le llega a mitad del pecho y pensar, si, está buena seguro.

_Si, le compramos una botella. ¿Alguien lo dudaba?.

Y en fin, poco más, dia muy entretenido y con jueguecicos de mesa nuevos para las largas noches de invierno que se avecinan, camisetas frikis nuevas a cual mejor y con gente nueva conocida con la cual ir a pasar tardes rulando dados y echando unas cervecitas.

Un abrazo a todos seáis lo que seáis.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Ciudad humana.

CIUDAD HUMANA.

Bueno pues hoy me he terminado de leer "Ciudad humana" y os voy a contar un poco.

El libro va de un futuro post-apocalíptico zombi (idea novedosa en extremo) y de como los supervivientes se han atrincherado en Cartagena tras una muralla de coches y containers viejos.

A pesar de que han pasado más de veinte años desde que colapsó la civilización no os vayáis a pensar que andan pasando penurias; electricidad que inauguran en un acto que montan a medio día (ese sentido del espectáculo ahí); hospitales super surtidos de medicinas, hasta píldoras anticonceptivas y que se ve que no caducan; munición como para desembarcar en Normandía siete veces o filmar un par de películas de Tarantino, hasta a pegar tiros para desahogarse van, menos cuando la cosa se pone chunga, ojo, entonces se quedan sin balas siempre; y comida como para tener a Falete y Paquirrín a dos carrillos hasta que revienten, aunque en ningún momento expliquen de donde sale, imagino que en veinte años no han vaciado los supermercados ni las cosas han caducado.

Los protagonistas también son de lo más... De lo más cutre, quiero decir:

_Está el prota, Gonzalo; que de mayor quiere ser mitad William Wallace, mitad el Gobernador de "the Walking Dead" pero que en realidad más parece una adolescente de época victoriana llorando porque se le ha enfriado el te de las cinco. Cuando no está huyendo del peligro y dejando que los zombis se coman a sus hombres se está desmayando o llorando en un rincón. Heróico que no veas, por los cojones.

_Está su súper amigo, Alejandro; que es como Pepito Grillo pero un poco más alto y casi tan llorón como su héroe, pero además con cuernos.

_Está el Sheriff King; que se pasea con un sombrero de vaquero y habla peor que el Sargento Highway sufriendo un ataque de hemorroides.

_Está sir Conroy; que es como el ángel de la Muerte pero con melena negra, heavy, cabreado y un traje de los Mercenarios Íberos guardado en el armario.

_Está el Príncipe; que es un negrazo que habla con acento gallego (adorable detalle) y que abulta con un armario de tres puertas y trapichea con farlopa.

Y en fin, toda una maravillosa colección de personajes a cual más plano y menos carismático, los buenos son muy buenos, los malos son muy malos, etc.

Luego están ocurrencias y detallitos a cual mejor; como reinstaurar la Semana Santa, que es lo que más le pide el cuerpo al personal tras sobrevivir al Apocalipsis, con mención especial al manto bordado en plata de la Virgen de la Caridad, dato curioso ese último donde los haya, dado que la Virgen de la Caridad NO LLEVA MANTO, dato que cualquier cartagenero que se haya molestado un poquito en conocer su ciudad sabe; O montar una Mar de Músicas pero en plan algo menos étnico y más casposo, para mantener el nivel de mierda del resto de la novela.

También me "encanta" el estúpidamente modoso estilo políticamente correcto que, se ve que para no ofender sensibilidades, se acuerda de quién era Asdrúbal o Hitler pero no sabe quien era Franco, o nombra comercios hoy en día abiertos en Cartagena (hasta que la crísis lo remedie) pero en vez de hablar del barrio de Lo Campano dice Las Campanas, no sea que sus habitantes se mosqueen porque el libro les da mala fama o algo...

Sin olvidar un mal disimulada apología de la pena de muerte y de la ley del Talión. Por no hablar el lenguaje paupérrimo, las expresiones tipo "salió enflechado" o "contruído con hierro y metal" que imagino que el hierro en el mundo Z lo harán de papel reciclado, o algo así. Un mundo, en resumen, creado al margen de toda lógica interna que debería tener cualquier producto medio bueno de ciencia ficción post-apocalíptica

En fin, brillante montón de mierda que os recomiendo encarecidamente si os habéis quedado atrapados en el cuarto de baño y ya os habéis terminado de leer todas las etiquetas del champú mientras esperáis a que alguien os saque.

viernes, 28 de marzo de 2014

Primavera.

El roble del jardín se ha cubierto de brotes nuevos y a sus piés crecen flores violetas.

El césped vuelve a ser verde brillante, no ese verde grisáceo y apagado del invierno.

Los árboles vuelven a ser verdes, amarillos, blancos, rosas, rojos y se van cubriendo y cerrando, perdiendo su espectral y seca forma de invierno. Entre sus ramas, cuervos ruidosos, todo tipo de pequeños pajarillos y palomas torcaces gordas y lustrosas (no como sus sarnosas primas de ciudad) han empezado a hacer sus nidos.

Patos y garzas de colores llenan el canal que fluye lento y perezoso a unos metros de casa, la gente se sienta al sol, a leer en sus jardines o pasea sin chaqueta por primera vez en varios meses y hasta Indi se rasca concienzudamente arrancándose mechones de la suave pelusa que lo abrigaba y busca los rincones en sombra del jardín desde los que sigue vigilando a los vecinos, al fresco...

Pero no huele a sal ni a pino, huele a hierba fresca y tierra mojada. El Levante no intenta espantar al calor sin conseguirlo y no hay que entrecerrar los ojos porque el sol brilla, pero no ciega.

No hay monte al que subirse y ver el Mediterráneo desde la altura de una colina, de un azul azul brillante que refleja el sol. Desde lo alto de una duna el Mar del Norte sigue siendo gris y salvaje y no está enmarcado de romero, pinos, genista y rocas, solo de largas dunas de arena blanca.

Llueve y sale el sol y es fácil ver el arcoiris.

La Primavera ha explotado, pero no es igual.

   

martes, 14 de enero de 2014

Historia de una ida y una vuelta.

    Hacía tiempo que no retomaba esto, pero es que pasamos de un periodo de aburrida rutina a unas frenéticas dos semanas de Navidad y Año Nuevo.

    Tras pasar Nochebuena con nuestros amigos Ellen y Stijn y Navidad con los padres de Mieke. Tras dejar la casa preparada para el nuevo inquilino y a los gatos cavando trincheras ante la que se les avecinaba, iniciamos el viaje el viernes 27 de Diciembre a eso de las cinco y media de la mañana (¡auch!). Curiosidades de los países pequeños, a las seis ya estábamos en Francia, que cruzamos de punta a punta en doce no demasiado pesadas horas de coche (con unos sorprendentes 20ºC en Burdeos) y en una hora más, a través de Euskadi, llegamos a Bermeo.

    ¿Qué decir de Bermeo, a parte de que es uno de los pueblos más simpáticos del mundo? 
Cómo no podía ser de otra manera, a las dos horas de llegar, y sin importar la paliza de coche, ya estábamos de jarana con mis tíos y primos llegando un tanto afectados a la cena con Amuma y de ahí, ahora si, a la cama. Al día siguiente hicimos una breve visita panorámica al cabo Matxitxako y en especial a San Juan de Gaztelugatxe, a donde por desgracia no pudimos bajar por el mal tiempo.


   Devuelta en Bermeo, más comer y beber, y a descansar, que al día siguiente tocaba la otra tirada a Cartagena.

   Una vez en Cartagena al fin pude ver de vuelta a la familia. Mi padre bastante recuperado de su operación y mi madre y hermanos como siempre, no como el pobre Indi, que estaba delgadito y frenético de verme. Nada como la bienvenida de tu perro tras dos meses sin verte... Sin olvidar a mi legión de tíos y primos y su elevado nivel de inglés :-P.

   Los siguientes días fueron un poco frenéticos. Salidas nocturnas, paseos perrunos diurnos para permitir a Indi despedirse de su hermano y hermana (Gauss y Tesla de izquierda a derecha en la foto) y disfrutar de un espléndido sol cartagenero y de una dosis de aire del Mediteráneo aue seguro que echaré de menos.



    Podría seguir contando detalles durante horas; conocer a Eric, el pequeño hijo de Sergio y Nicole, volver a cenar con los gañanes de mis amigos y las santas que nos soportan, irme de cervezas con los chotos y acabar con lagunas en la memoria (como no podía ser de otra manera) o comer con la familia, discutir con mi padre y chismorrear con mi madre, que también son ya arraigadas tradiciones familiares, aunque mejor dejar eso en el particular baúl de los recuerdos de cada uno de los que estubimos ahí... Pero todo lo bueno se acaba y llegó el día de volver. 

    El día 3 del recién estrenado año 2014 salimos para lo que, en un principio, se presentó como un viaje infernal. No habíamos llegado aún a Murcia y el ritual del mareo perruno se había presentado ya en todo su horripilante esplendor; babeos, vómitos y flatulencias (si la SS descubre a Indi lo nombra comandante de Auschwitz) pero el pobre animal, que es un estóico, asumió que era lo que había y poco a poco se fue normalizando la cosa, llegando incluso a disfrutar del viaje. 


    Ya entrada la noche de la primera jornada llegamos a Castell de la Platja D'Aro (Gerona) donde hicimos la primera parada para descansar. Anna, nuestra anfitriona no enseñó el bonito y minúsculo apartamento donde pasamos la noche durmiendo a pata suelta y por la mañana continuamos camino.

   Le dije adiós a España en la Junquera y esta vez, por primera vez en mi vida, sin fecha de vuelta.

   A media mañana hicimos la escala obligada en Caracassonne donde pudimos estirar nuestrar piernas (y patas) entre sus impresionantes murallas.





Los frikis deberían reconocer esta puerta ;)



    Mención especial merece Indi que, fiel a su espíritu de perro antisistema, (ya tiene en su haber una comisaría, una iglesia y un monumento a las víctimas del terrorismo) decidió depositar un lindo medio kilo de mierda en la puerta de la catedral de Carcassone, Patrimonio de la Humanidad. Eso es espíritu de superación. Temo sinceramente su próximo logro.

   Tras conceder mi más sentido homenaje a la cocina francesa, yendo a comerme un delicioso BigMac al McDonald que hay frente a las murallas (todo un ejemplo de contextualización europeo-medieval) continuamos viaje con un tiempo terrible que nos hizo echar de menos los 20º de la ida, hacia la región de Limoge, donde pasamos la segunda y última noche de viaje. Allí Tony y Caroline, una encantadora pareja de ingleses que regentan varias preciosas (y lujosas) casas rurales por un precio de risa en medio de un impresionante bosque de robles, nos brindaron toda su amabilidad y pasamos la noche. No desperdiciamos la oportunidad de dar un paseo a la mañana siguiente y eso nos convenció de que había que poner esa zona en la lista de futuros sitios de vacaciones (consejo que os extiendo). 

    Indi disfrutó a sus anchas durante un buen rato husmeando por todas partes y saltando entre ramasy pozas de agua hasta que llegó el momento de seguir camino.


En estas dos fotos podemos ver a Indi poseído por el espíritu del bosque.



    Y así seguimos, tras otras seis y pico horas de coche llegamos a Landegem, Nevelle, Flandes Oriental, Bélgica. Padara y fonda hasta nueva orden y sin fecha de salida.

    Fue un gusto veros a los que pude veros, las tapas en la Uva, los cubos en la Gas, el paseo a Fajardo, la decepción que me causó Esteban comiéndose "solo" 4 o 5 flanes de postre, las uvas con la familia, los encuentros casuales por la calle (inevitables en Cartagena), recuperar muchos de mis libros y volverme de vuelta con Indi. Quiero, ya de paso, disculparme con los que no pude ver, especialmente con los murcianos (vosotros sabéis quienes sois) y con la cabeza loca de Rou, que aunque si la vi, no pudimos despedirnos. Demasiada gente, demasiadas cosas que hacer y demasiado poco tiempo, lo siento de veras, pero habrá más ocasiones, lo prometo, aunque no sepa cuando. También quiero dedicar una mención especial a aquellas personas que SI avisé, si traté de quedar con ellas y me dieron largas, para vosotros ya no habrá una segunda oportunidad, si queréis verme ya me buscaréis y ya veremos que pasa.

    Y poco más, aquí seguimos, o comenzamos, y trataré de no tardar tanto tiempo con futuras actualizaciones sobre mi vida en Flandes.

       Un abrazo a (casi) todos, seáis lo que seáis.




jueves, 21 de noviembre de 2013

Últimas lluvias, primeras nevadas...

        Hace ya casi un mes que llegué a Bélgica, concretamente cuatro semanas se cumplen hoy, y me he decidido al fin a abrir ese blog que algunos me recomendásteis. Dada mi natural torpeza con estas cosas os ruego paciencia con el aspecto y desarrollo del mismo así como no mucha exigencia a la hora de actualizarlo, lo haré pero no pidáis fechas ni períodos regulares ;).

        Cómo empezar? Lo más lógico sería por el principio pero la verdad es que el principio es bastante común y aburrido. Como dijo cierto hobbit todas las aventuras empiezan con un solo paso y los primeros, siendo los más difíciles, también son los más tediosos. Papeles, inscripciones, búsqueda de plazas (algo infructuosa por ahora) en cursos de idiomas y cosas así.

        En el terreno práctico para empezar lo que más cuesta es adaptarse al estilo de vida norte-europeo viiendo de un país mediterráneo y anárquico; desayuno grande y muy temprano, almuerzo no más allá de las doce del medio día, cena a las seis y media/siete a más tardar y luego... Luego qué?. Pues luego estar. Aquí se vive dentro de casa y aunque no falta la vida en sociedad esta nunca es tan espontánea como la nuestra, aquí raro es el lunes que no sabes lo que vas a hacer el domingo y los "nos vemos en un rato en (añada el nombre del bar que desee)?" son inconcebibles  (aunque ya me estoy encargando yo de meter un poco de caos entre tanto orden). Y lluvia... Mucha lluvia... TODA la lluvia... Menos ahora que empieza también la nieve. Aunque la verdad es que no supone un problema si te gustan como a mi los paisajes grises y otoñales, aunque veremos a ver si dentro de cuatro meses sigo diciendo lo mismo... Espero y creo que si. Lo que si que ya echo de menos son los montes y las colinas, sitios a los que subir con el perro (cómo te echo de menos Indi) y los amigos o solo, a mirar el paisaje y pensar o charlar o dejar vagar la mente... Aquí todo es llano y el paisaje, siempre verde, se extiende solo hasta el siguiente canal o la siguiente línea de árboles es otro estilo de belleza.

         La gente es cordialmente fría, educada y rubia. Muy simpáticos y agradables en el trato, siempre tratando de ayudar, especialmente es de señalar como todo el mundo trata de adaptarse a tu idioma si no hablas el suyo, (lo que es muy de agradecer pero comenzará a ser un problema cuando empiece a hablar neerlandés, ya veremos como se da) y despidiéndose siempre con una sonrisa, esto choca con su frialdad si la comparamos con nuestra forma de ser, como ejemplo a los pocos días de llegar fui a ver una amiga que no veía desde hacía seis años, me dió un beso (aquí se da uno o, siendo formales, tres, nunca dos) me preguntó un educado "how are you?" y nos fuimos a tomar una cerveza. Fin del ritual de saludo. Simpatía y cordialidad, pero sin aspavientos, nada de abrazos, saludos estruendosos o voces en los bares o las calles... A veces hasta lo echo de menos.

        No se que más contaros, no hay por ahora mucho más que decir, pero iré dejando aquí crónica de mi vida y opiniones desde Más Allá del Muro.

        Un saludo a todos seáis lo que seáis.